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Desarrollo industrial
Durante los siglos XVIII al XIX el pueblo va perdiendo su esplendor como centro de ocio pero mantiene su papel como proveedor de material de construcción con la fabricación de cal, ladrillos y tejas y la explotación de las canteras de granito. Sabemos que con él se construye la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid y el castillo de Villaviciosa de Odón entre otros. A mediados del siglo XIX, el pueblo se reanima y se incorpora a la sociedad industrial con la apertura de la fábrica de loza Fina “Falcó y Callejo” gracias al descubrimiento de un yacimiento de caolín y su proximidad a la capital.La fábrica de porcelana Juan Falcó
También llamada Sociedad de la Aulencia, fundada en 1845, produjo piezas de loza fina con gran calidad de diseño, obteniendo premios nacionales e internacionales. Su trabajo fue muy apreciado incluso por la familia real, que encargó vajillas para Alfonso XII y Alfonso XIII.
En 1912, la fábrica se vio obligada a cerrar ante el agotamiento de las minas de caolín locales y las dificultades de transporte, ya que este se tenía que hacer por carretera seguramente en cestones arrastrados por carretas o conducidos a lomos de caballería, al menos hasta El Escorial. Ambas circunstancias hicieron sus productos poco competitivos en un mercado que se había liberalizado y resultaba más barato adquirir vajillas importadas.
Nueva etapa
Con la compra de la fábrica en 1915 por Juan Giralt Laporta la actividad vuelve a Valdemorillo aumentada con la fabricación de vidrio, porcelana dura para laboratorio y aislantes eléctricos; construyéndose dos nuevas chimeneas.
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